Siguiendo el plano arquitectónico que David había recibido por inspiración, el rey Salomón empezó a edificar el templo en el año cuarto de su reinado (1034 a. E.C.), en el segundo mes, Ziv. (1Re 6:1; 1Cr 28:11-19.) La obra duró siete años. (1Re 6:37, 38.)
Al organizar el trabajo, Salomón reclutó 30.000 hombres de Israel y los envió al Líbano en turnos de 10.000 al mes, permitiéndoles una estancia de dos meses en sus respectivos hogares entre cada turno. (1Re 5:13, 14.) Reclutó a 70.000 hombres de entre los "residentes forasteros" del país para llevar las cargas, y como cortadores, a 80.000. (1Re 5:15; 9:20, 21; 2Cr 2:2.)
Plano y materiales. El templo era un edificio espléndido que se construyó de acuerdo con el plano general del tabernáculo, si bien las dimensiones interiores del Santo y el Santísimo eran mayores. El Santo tenía 40 codos (17,8 m.) de largo por 20 codos (8,9 m.) de ancho y probablemente 30 codos (13,4 m.) de alto. (1Re 6:2.) El Santísimo tenía forma cúbica y sus lados medían 20 codos. (1Re 6:20; 2Cr 3:8.) Además, había cámaras del techo sobre el Santísimo, de unos 10 codos (4,5 m.) de altura. (1Cr 28:11.) Alrededor del templo, por tres de sus lados, había una construcción que albergaba almacenes, comedores, etc. (1Re 6:4-6, 10.)
Los materiales utilizados fueron básicamente piedra y madera. Los suelos de estos cuartos estaban revestidos de madera de enebro, las paredes interiores eran de cedro "con entalladuras grabadas de querubines y figuras de palmeras y grabados de flores" y las paredes y el techo estaban completamente revestidos de oro. (1Re 6:15, 18, 21, 22, 29.) Las puertas del Santo (en la entrada del templo) estaban hechas de enebro, talladas y revestidas con pan de oro. (1Re 6:34, 35.) Unas puertas de madera de árbol oleífero, talladas de igual manera y revestidas de oro, comunicaban el Santo con el Santísimo. Prescindiendo de cuál fuese la posición exacta de estas puertas, seguía habiendo una cortina entre ambos compartimientos al igual que en el tabernáculo. (Compárese con 2Cr 3:14.) En el Santísimo había dos gigantescos querubines de madera de árbol oleífero, revestidos de oro, y debajo de sus alas se colocó el Arca. (1Re 6:23-28, 31-33; 8:6)
Todos los utensilios del Lugar Santo eran de oro: el altar del incienso, las diez mesas del pan de la proposición, los diez candelabros y todos sus accesorios. Junto a la entrada del Lugar Santo (el primer compartimiento) se elevaban dos columnas de cobre, llamadas "Jakín" y "Boaz". (1Re 7:15-22, 48-50; 1Cr 28:16; 2Cr 4:8) El patio interior estaba hecho de piedra de excelente calidad y de madera de cedro (1Re 6:36), mientras que los enseres del patio, es decir, el altar de los sacrificios, el gran "mar fundido", las diez carretillas para las palanganas de agua, así como los otros utensilios, eran de cobre. (1Re 7:23-47Una característica sobresaliente de la construcción de este templo fue que toda la piedra se cortó en la cantera con la suficiente precisión como para no tener que retocarla luego: "En cuanto a martillos y hachas o cualesquiera instrumentos de hierro, no se oyeron en la casa mientras estaba siendo edificada".
Historia. Este templo existió hasta el año 607 a. E.C., cuando lo destruyó el ejército babilonio bajo el rey Nabucodonosor. (2Re 25:9; 2Cr 36:19; Jer 52:13.) Dios permitió que las naciones hostigaran a Judá y Jerusalén, en ocasiones incluso que saquearan el templo y sus tesoros, debido a que la nación practicó la religión falsa. En algunas épocas el templo estuvo descuidado. El rey Sisaq de Egipto saqueó sus tesoros (993 a. E. C.) en los días de Rehoboam, el hijo de Salomón, solo treinta y tres años después de su inauguración. (1Re 14:25, 26; 2Cr 12:9.) El rey Asá (977-937 a. E.C.) respetaba la casa de Jehová, pero a fin de proteger Jerusalén, sobornó imprudentemente al rey Ben-hadad I de Siria con plata y oro de los tesoros del templo, con el objeto de que quebrantara su pacto con Baasá, el rey de Israel. (1Re 15:18, 19; 2Cr 15:17, 18; 16:2, 3.)
La escucha de la Palabra nos lleva a un encuentro vital con Cristo - Palabra hecha carne-. En nuestras reflexiones seguimos básicamente la antigua y siempre válida tradición de la ·Lectio divina", la cual nos permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia. Nos alimentarnos de la Palabra para ser «servidores de la Palabra» en el compromiso de la evangelización e Iconos de la Misericordia de Dios en lo cotidiano de la vida.
Páginas
- Página principal
- Quienes somos. Movimiento eclesial: "De Jerusalén a Betania".
- Exortación sobre la santidad.
- Asociación Publica de Fieles: " Ad virginitatem sacram promovendam"
- Cenáculos de Betania: Grupos de oración.
- LLAMADOS A LA INTIMIDAD CON EL SEÑOR.
- Siguiendo los pasos del Maestro.
- LA PALABRA COMPARTIDA.
- Enciclica "Laudato si"
- San Juan de Avila
- Vida consagrada en medio del mundo.
- Amigos de Israel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario