Hoy concluye
la Semana de la Unidad de los cristianos 2015. La Semana de Oración
por la Unidad de los Cristianos es una iniciativa a la que se adhieren la mayoría de las Iglesias y confesiones cristianas y que se viene celebrando desde 1908. A través de estos años ha venido configurándose como una cita anual que nos damos los cristianos de todo el mundo para rezar por nuestra plena unidad visible según el deseo de Jesús, expresado en su oración a Dios Padre en la sobremesa de la última Cena: «Que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea» (Jn 17, 21).
Centrándonos en las lecturas de hoy, estas ponen todo su énfasis en la misericordia de Dios, cuya ternura es eterna.
En la primera lectura (Jonás,3,1-5.10) ya se expresa la misericordia de Dios cuando Dios se compadece y se arrepiente de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y envía a Jonás.
"Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo". El profeta Jonás conocía las intenciones de Dios y por eso no quería ir a Nínive a predicar la conversión, porque sabía muy bien que, si se convertían, Dios los iba a perdonar y no serían destruidos. Jonás pensaba que era conveniente que Nínive fuera destruida, puesto que era una ciudad enemiga del pueblo de Israel. Pero la misericordia de Dios era mucho más universal que los intereses políticos de Jonás y, por eso, Dios le fuerza a Jonás a ir a Nínive y a predicar allí la conversión. Ya sabemos la historia: Nínive se convierte y Dios se arrepiente de su amenaza, con gran disgusto del profeta Jonás. Predicar la conversión a los enemigos, en lugar de destruirlos, eso es lo que quiere el Señor y así debemos actuar los cristianos. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La enseñanza, pues, que nos ofrece la primera lectura es sencilla y definitiva: Dios perdona siempre y de poco sirven las ideas preconcebidas y justicieras que tengamos nosotros.
Jonás sirve y obedece al Señor en contra de su parecer. No cree que Dios perdone a los de Nínive, pero realiza su pregón. Nos tendríamos que preguntar nosotros si hacemos lo que el Señor quiere, aunque no nos guste. Probablemente, no. Y así construimos, entonces, nuestra acción religiosa en solo aquello que nos gusta o que a nosotros nos parece bien. Es decir, creamos una religión a la medida, que intentamos aplicar a los demás, sin tener en cuenta los mandatos del Señor.
En el salmo de hoy (salmo 24) y desde la humildad, pedimos la ayuda del Señor y reconocemos sus obras de misericordia "SEÑOR, ENSÉÑAME TUS CAMINOS".
"Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas.
Haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador".
.Dios es salvador, es bueno y enseña el camino a los humildes para que caminen con rectitud.
......
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
En la segunda lectura (Primera carta a los corintios, 7, 29-31), san Pablo hace una recomendación a los cristianos de Corinto que sigue siendo válida hoy para nosotros, aunque hoy vivamos en situaciones y expectativas muy distintas. "Porque la representación de este mundo se termina". El momento presente es siempre importantísimo, el más importante, pero no pasa de ser sólo un momento respecto al tiempo total de nuestra vida. Vivamos cada día con intensidad –carpe diem- pero sabiendo que cada día es sólo un día más de un tiempo que, inevitablemente, se acabará pronto. Somos peregrinos, caminantes, y no podemos, ni debemos, perder nunca de vista la dirección y final del camino. Esforcémonos, cada día, para que el reino de Dios venga a nuestros corazones y a nuestro mundo. Cuidemos con exquisitez la intimidad con el Señor. Alejemos de nuestra vida todo aquello que empobrece nuestra relación y amistad con Él.
¿Nos suenan difíciles las palabras de San Pablo que acabamos de escuchar? ¿Parece que quita importancia a cosas que para nosotros son importantes, incluso imprescindibles? San Pablo minimiza y obvia cosas que son fundamentales para nuestra sociedad y demasiadas veces también para nosotros: vivir casados como si no lo estuviéramos; los tristes como si no sintieran esa tristeza, ni los alegres esa alegría. ¿qué quiere decirnos Pablo?. San pablo establece un régimen de prioridades. Ciertamente, comparando todas esas cosas con la Eternidad, parece que valen poco. Nuestra convivencia final con Dios es lo más importante que puede haber.
En el evangelio de hoy (Marcos, 1, 14-20 ), se nos habla de conversión. En domingos anteriores recordábamos como Juan había predicado la conversión, un bautismo de penitencia, para recibir la llegada del Mesías. Su tono era amenazante. El mismo Juan señaló a sus discípulos que Jesús era aquél que todos esperaban "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo". La voz venida del cielo lo ratificó. Tras su bautismo y posterior retiro al desierto, los evangelios sinópticos nos presenta a Jesús en Galilea. A primera vista lo que predica es parecido a lo de Juan: conversión. Sin embargo el tono que emplea y el significado de lo que anuncia es distinto: es un mensaje de esperanza que se hace realidad, no es una amenaza: "está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el evangelio".
Jesús anuncia que el tiempo ya se ha terminado y que es necesario convertirse mediante la fe en la Buena Nueva. A su vez refleja con todos los detalles –y muy pocas palabras—la llamada a Pedro y Andrés y a Santiago y Andrés. Son pescadores en el lago de Galilea y serán después “pescadores de hombres”.
Jesús nos dice que debemos convertirnos y creer en el evangelio para que el reino de Dios pueda llegar hasta nosotros. "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el evangelio". El "convertíos y creed en el evangelio" es una condición necesaria e imprescindible para que el reino de Dios pueda realizarse entre nosotros. La conversión supone siempre un esfuerzo personal para conseguir que el reino de Dios se haga realidad en nuestra vida.
Necesitamos tomar muy en serio nuestro camino espiritual. Es más, los cristianos no sólo debemos aspirar a nuestra conversión individual, sino que debemos poner los medios para que toda la sociedad se convierta. La actitud cuidadosa para conseguir que el reino de Dios pueda hacerse realidad en mí y en nuestro mundo no es sólo un consejo, es un deber de conciencia que sigue a la actitud de seguir a Jesús. Dios quiere que le abramos libremente las puertas de nuestro corazón y nuestra mente, para que él pueda reinar en nuestras vidas. Jesús quiere que todos nosotros, los cristianos, nos pongamos al lado de nuestro maestro, defendiéndole a él y proclamando su mensaje, en el día a día de nuestra vida, con las armas del amor, de la justicia, de la paz, de la santidad y de la gracia. Es decir convirtiéndonos y creyendo en el evangelio.
Reflexionemos esta semana en tres puntos emanados de las lecturas para seguir construyendo el Reino de Dios dentro de nosotros. Estos son :
-Dios perdona siempre (1ª lectura.
-prioridad por las cosas de Dios, por la cercanía del Señor (2ª lectura).
-urgencia a convertirnos y a creer en Él y en lo que anuncia (Evangelio)
Hoy es conveniente recordar aquel día en que Jesús nos llamó. Hubo una palabra de alguien, una línea de un libro, un acontecimiento, que nos hizo necesitar, desde ese mismo momento, la cercanía de Jesús: sus palabras, su mensaje, su consuelo. Ese fue el día que nos llamó.
Respecto a la conversión: ¿Cuánto tiempo llevamos escuchando el mensaje de Jesús sin hacerle caso? Incluso, los que presumen de ser grandes cristianos, si son humildes y coherentes, comprenderán que poco han entendido, que el Reino está muy lejos de ellos, y que lo que saben es útil solo para una pequeña parte de su vida, no para todas las horas del día. Es muy urgente que nos convirtamos, porque si lo hacemos de corazón, podremos llevar la Buena Nueva a nuestros hermanos más necesitados de ella. No hay tiempo que perder, porque cada vez hay más personas ignorantes de lo que es el Camino, la Verdad y la Vida que nos da Cristo.
¿De qué cosas debemos alejarnos porque nos alejan del reino de Dios y todo lo que supone para nuestra vida.
¿Cómo respondemos a la llamada a ser "pescadores de hombre".
Acabamos nuestro comentario recordando y uniéndonos a todos los que han orado y lo harán hoy en esta semana de la "Unidad de los cristianos" que acaba hoy, especialmente sintiendo como nuestra la situación de cristianos en el mundo: "No podemos terminar este mensaje sin mencionar con mucho dolor e indignación la triste realidad de la persecución y discriminación de cristianos de todas las denominaciones en muchos países de Oriente Medio, África y Asia de mayoría musulmana. Hemos denunciado esta barbarie en nuestros anteriores mensajes, pero esta no ha hecho más que aumentar en ferocidad y en extensión, dándose en muchas regiones que han sido cuna del cristianismo y que vieron el florecimiento de importantes comunidades cristianas en los primeros siglos de nuestra era, que forjaron una rica cultura que es patrimonio de todos. Ahora, olvidando la que ha sido la historia de estas regiones, despreciando su cultura originaria, ignorando el derecho fundamental a la libertad religiosa, se discrimina a los cristianos, se les niega el derecho de ciudadanía al mismo nivel que los demás, se les persigue y se cometen contra ellos las peores atrocidades con casi total impunidad. Muchos cristianos han sido asesinados y muchas familias han tenido que abandonar sus ciudades, casas y templos, quedando la presencia cristiana en estos lugares diezmada o extinguida por completo. Todo esto no puede dejar indiferente a nadie de buena voluntad y menos a los que compartimos la misma fe, unidos más que nunca por ese «ecumenismo de la sangre», como tan acertadamente lo ha llamado el papa Francisco. Condenamos todo esto con la mayor firmeza, pedimos encarecidamente a todos los que pueden hacer algo, también a nuestros hermanos musulmanes, que pongan fin a esta barbarie, y nos comprometemos como pastores y cristianos a mostrarles nuestra cercanía afectiva y efectiva. ¡Que la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2015 impulse a todos los cristianos hacia la unidad visible tan deseada por el Señor y nos lleve a una solidaridad real con los hermanos nuestros que sufren persecución a causa de su fe y a comprometernos con ellos por la libertad y la paz! (Mensaje de la CEE en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2015).
por la Unidad de los Cristianos es una iniciativa a la que se adhieren la mayoría de las Iglesias y confesiones cristianas y que se viene celebrando desde 1908. A través de estos años ha venido configurándose como una cita anual que nos damos los cristianos de todo el mundo para rezar por nuestra plena unidad visible según el deseo de Jesús, expresado en su oración a Dios Padre en la sobremesa de la última Cena: «Que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea» (Jn 17, 21).
Centrándonos en las lecturas de hoy, estas ponen todo su énfasis en la misericordia de Dios, cuya ternura es eterna.
En la primera lectura (Jonás,3,1-5.10) ya se expresa la misericordia de Dios cuando Dios se compadece y se arrepiente de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y envía a Jonás.
"Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo". El profeta Jonás conocía las intenciones de Dios y por eso no quería ir a Nínive a predicar la conversión, porque sabía muy bien que, si se convertían, Dios los iba a perdonar y no serían destruidos. Jonás pensaba que era conveniente que Nínive fuera destruida, puesto que era una ciudad enemiga del pueblo de Israel. Pero la misericordia de Dios era mucho más universal que los intereses políticos de Jonás y, por eso, Dios le fuerza a Jonás a ir a Nínive y a predicar allí la conversión. Ya sabemos la historia: Nínive se convierte y Dios se arrepiente de su amenaza, con gran disgusto del profeta Jonás. Predicar la conversión a los enemigos, en lugar de destruirlos, eso es lo que quiere el Señor y así debemos actuar los cristianos. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La enseñanza, pues, que nos ofrece la primera lectura es sencilla y definitiva: Dios perdona siempre y de poco sirven las ideas preconcebidas y justicieras que tengamos nosotros.
Jonás sirve y obedece al Señor en contra de su parecer. No cree que Dios perdone a los de Nínive, pero realiza su pregón. Nos tendríamos que preguntar nosotros si hacemos lo que el Señor quiere, aunque no nos guste. Probablemente, no. Y así construimos, entonces, nuestra acción religiosa en solo aquello que nos gusta o que a nosotros nos parece bien. Es decir, creamos una religión a la medida, que intentamos aplicar a los demás, sin tener en cuenta los mandatos del Señor.
En el salmo de hoy (salmo 24) y desde la humildad, pedimos la ayuda del Señor y reconocemos sus obras de misericordia "SEÑOR, ENSÉÑAME TUS CAMINOS".
"Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas.
Haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador".
.Dios es salvador, es bueno y enseña el camino a los humildes para que caminen con rectitud.
......
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
En la segunda lectura (Primera carta a los corintios, 7, 29-31), san Pablo hace una recomendación a los cristianos de Corinto que sigue siendo válida hoy para nosotros, aunque hoy vivamos en situaciones y expectativas muy distintas. "Porque la representación de este mundo se termina". El momento presente es siempre importantísimo, el más importante, pero no pasa de ser sólo un momento respecto al tiempo total de nuestra vida. Vivamos cada día con intensidad –carpe diem- pero sabiendo que cada día es sólo un día más de un tiempo que, inevitablemente, se acabará pronto. Somos peregrinos, caminantes, y no podemos, ni debemos, perder nunca de vista la dirección y final del camino. Esforcémonos, cada día, para que el reino de Dios venga a nuestros corazones y a nuestro mundo. Cuidemos con exquisitez la intimidad con el Señor. Alejemos de nuestra vida todo aquello que empobrece nuestra relación y amistad con Él.
¿Nos suenan difíciles las palabras de San Pablo que acabamos de escuchar? ¿Parece que quita importancia a cosas que para nosotros son importantes, incluso imprescindibles? San Pablo minimiza y obvia cosas que son fundamentales para nuestra sociedad y demasiadas veces también para nosotros: vivir casados como si no lo estuviéramos; los tristes como si no sintieran esa tristeza, ni los alegres esa alegría. ¿qué quiere decirnos Pablo?. San pablo establece un régimen de prioridades. Ciertamente, comparando todas esas cosas con la Eternidad, parece que valen poco. Nuestra convivencia final con Dios es lo más importante que puede haber.
En el evangelio de hoy (Marcos, 1, 14-20 ), se nos habla de conversión. En domingos anteriores recordábamos como Juan había predicado la conversión, un bautismo de penitencia, para recibir la llegada del Mesías. Su tono era amenazante. El mismo Juan señaló a sus discípulos que Jesús era aquél que todos esperaban "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo". La voz venida del cielo lo ratificó. Tras su bautismo y posterior retiro al desierto, los evangelios sinópticos nos presenta a Jesús en Galilea. A primera vista lo que predica es parecido a lo de Juan: conversión. Sin embargo el tono que emplea y el significado de lo que anuncia es distinto: es un mensaje de esperanza que se hace realidad, no es una amenaza: "está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el evangelio".
Jesús anuncia que el tiempo ya se ha terminado y que es necesario convertirse mediante la fe en la Buena Nueva. A su vez refleja con todos los detalles –y muy pocas palabras—la llamada a Pedro y Andrés y a Santiago y Andrés. Son pescadores en el lago de Galilea y serán después “pescadores de hombres”.
Jesús nos dice que debemos convertirnos y creer en el evangelio para que el reino de Dios pueda llegar hasta nosotros. "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el evangelio". El "convertíos y creed en el evangelio" es una condición necesaria e imprescindible para que el reino de Dios pueda realizarse entre nosotros. La conversión supone siempre un esfuerzo personal para conseguir que el reino de Dios se haga realidad en nuestra vida.
Necesitamos tomar muy en serio nuestro camino espiritual. Es más, los cristianos no sólo debemos aspirar a nuestra conversión individual, sino que debemos poner los medios para que toda la sociedad se convierta. La actitud cuidadosa para conseguir que el reino de Dios pueda hacerse realidad en mí y en nuestro mundo no es sólo un consejo, es un deber de conciencia que sigue a la actitud de seguir a Jesús. Dios quiere que le abramos libremente las puertas de nuestro corazón y nuestra mente, para que él pueda reinar en nuestras vidas. Jesús quiere que todos nosotros, los cristianos, nos pongamos al lado de nuestro maestro, defendiéndole a él y proclamando su mensaje, en el día a día de nuestra vida, con las armas del amor, de la justicia, de la paz, de la santidad y de la gracia. Es decir convirtiéndonos y creyendo en el evangelio.
Reflexionemos esta semana en tres puntos emanados de las lecturas para seguir construyendo el Reino de Dios dentro de nosotros. Estos son :
-Dios perdona siempre (1ª lectura.
-prioridad por las cosas de Dios, por la cercanía del Señor (2ª lectura).
-urgencia a convertirnos y a creer en Él y en lo que anuncia (Evangelio)
Hoy es conveniente recordar aquel día en que Jesús nos llamó. Hubo una palabra de alguien, una línea de un libro, un acontecimiento, que nos hizo necesitar, desde ese mismo momento, la cercanía de Jesús: sus palabras, su mensaje, su consuelo. Ese fue el día que nos llamó.
Respecto a la conversión: ¿Cuánto tiempo llevamos escuchando el mensaje de Jesús sin hacerle caso? Incluso, los que presumen de ser grandes cristianos, si son humildes y coherentes, comprenderán que poco han entendido, que el Reino está muy lejos de ellos, y que lo que saben es útil solo para una pequeña parte de su vida, no para todas las horas del día. Es muy urgente que nos convirtamos, porque si lo hacemos de corazón, podremos llevar la Buena Nueva a nuestros hermanos más necesitados de ella. No hay tiempo que perder, porque cada vez hay más personas ignorantes de lo que es el Camino, la Verdad y la Vida que nos da Cristo.
¿De qué cosas debemos alejarnos porque nos alejan del reino de Dios y todo lo que supone para nuestra vida.
¿Cómo respondemos a la llamada a ser "pescadores de hombre".
Acabamos nuestro comentario recordando y uniéndonos a todos los que han orado y lo harán hoy en esta semana de la "Unidad de los cristianos" que acaba hoy, especialmente sintiendo como nuestra la situación de cristianos en el mundo: "No podemos terminar este mensaje sin mencionar con mucho dolor e indignación la triste realidad de la persecución y discriminación de cristianos de todas las denominaciones en muchos países de Oriente Medio, África y Asia de mayoría musulmana. Hemos denunciado esta barbarie en nuestros anteriores mensajes, pero esta no ha hecho más que aumentar en ferocidad y en extensión, dándose en muchas regiones que han sido cuna del cristianismo y que vieron el florecimiento de importantes comunidades cristianas en los primeros siglos de nuestra era, que forjaron una rica cultura que es patrimonio de todos. Ahora, olvidando la que ha sido la historia de estas regiones, despreciando su cultura originaria, ignorando el derecho fundamental a la libertad religiosa, se discrimina a los cristianos, se les niega el derecho de ciudadanía al mismo nivel que los demás, se les persigue y se cometen contra ellos las peores atrocidades con casi total impunidad. Muchos cristianos han sido asesinados y muchas familias han tenido que abandonar sus ciudades, casas y templos, quedando la presencia cristiana en estos lugares diezmada o extinguida por completo. Todo esto no puede dejar indiferente a nadie de buena voluntad y menos a los que compartimos la misma fe, unidos más que nunca por ese «ecumenismo de la sangre», como tan acertadamente lo ha llamado el papa Francisco. Condenamos todo esto con la mayor firmeza, pedimos encarecidamente a todos los que pueden hacer algo, también a nuestros hermanos musulmanes, que pongan fin a esta barbarie, y nos comprometemos como pastores y cristianos a mostrarles nuestra cercanía afectiva y efectiva. ¡Que la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2015 impulse a todos los cristianos hacia la unidad visible tan deseada por el Señor y nos lleve a una solidaridad real con los hermanos nuestros que sufren persecución a causa de su fe y a comprometernos con ellos por la libertad y la paz! (Mensaje de la CEE en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2015).
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