Dueño de casa y llegada del ladrón
Mateo 24, 42-44
42 «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. 43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. 44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.» Lucas 12, 39-40
39 «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. 40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.»
Comentario a la parábola Dueño de casa y llegada del ladrón
Gunther Schiwy, "Iniciación al Nuevo Testamento", Ed. Sígueme, España, 1.969
Comentarios a Lc 12,39-40
¡Que amo de casa no se apercibiría a recibir como cumple a los ladrones, de saber la hora en que vinieran! ¡Cuanto más cuando está en juego todo! Ahora bien, puesto que nadie sabe cuándo retornará
el hijo del hombre (cf. Mc 8, 31A), hemos de estar justamente apercibidos en todo momento para presentarnos ante su juicio, hemos de vivir en armonía con la voluntad de Dios. Lucas hace que sea
Pedro (cf Mt 16, 18), el que dice a la primitiva Iglesia y a nosotros en estas parábolas (cf. Mt 13, 24A) se habla principalmente a los amos de casa (v. 39) y mayordomos (v3 42) de las comunidades, es decir, a los apóstoles y discípulos y a sus sucesores los obispos y sacerdotes. Ellos están como Moisés (cf. Mt 1, 16C), en relación especial de
fidelidad con el Señor. Dichosos de ellos si no hacen pasar hambre a los que les han sido encomendados y, como fieles y prudentes mayordomos, les reparten a tiempo el pan de Dios. En verdad, el amo a su vuelta les encomendará aún más todos sus haberes. Pero si se porta como un tirano y glotón, será ciertamente sorprendido por el día del juicio y perecerá como infiel. El contexto en que Lucas pone estas palabras les da este sentido: Cierto que haber conocido claramente la
voluntad del Señor y no haber cumplido agrava para todos los hombres el castigo (
golpes, cf. Mt 23, 34 B); pero lo agrava sobre todo, si fallan apóstoles y discípulos a quienes, por razón de los otros, tanto conocimiento y poder les ha sido dado (por Dios, perífrases pasiva, cf. Mt 1, 22). tanto más rigurosa cuenta tendrán que dar por ello.
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