miércoles, 23 de marzo de 2011

Las parábolas de Jesús(I)

 Vino nuevo

Lucas 5, 37-39

37 «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder; 38 sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos. 39 Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: El añejo es el bueno.»
Mateo 9, 17
17 «Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.»

Marcos 2, 22
22 «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos.»






Comentarios a la Parábola Vino nuevo

Gunther Schiwy, "Iniciación al Nuevo Testamento", Ed. Sígueme, España, 1.969

Comentarios a Mc 2, 22

Igualmente insensato sería querer meter a los discípulos de Jesús con su fe (vino) nueva en las viejas formas (odres viejos) de la piedad judía. Se perdería lo viejo y lo nuevo. La imagen es veterotestamentaria: A la manera que el mosto, cuando no tiene por donde respirar, rompe las vasijas nuevas, así sucede en mi seno. Hablaré, a fin de respirar algún tanto; abriré mis labios, y responderé (Job 32, 19-20). El odre o cuero -de piel de oveja o cabra, más raras veces de buey o de camello- sirve aún hoy en oriente, sobre todo entre beduinos nómadas, de recipiente ideal para la leche, vino y agua, y resiste a las durezas de un viaje de oriente.

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