Hoy celebramos la festividad
religiosa de Santa María, Madre de Dios. Yo
creo que la Virgen María puede ser para nosotros, los cristianos, un buen
ejemplo de alma en paz. Ante el misterio de Dios ella no intentó entenderlo, se
limitó a adorarlo con profunda reverencia y emoción. ¡Meditaba en su corazón
todas esas cosas que le contaban y ella no entendía! Los grandes pintores
siempre han pintado a María con un rostro lleno de paz. Estaba llena de Dios y
Dios era su paz.
Hoy también celebramos la jornada
mundial de la paz Este año el lema es “No
esclavos, sino hermanos”. El tema de la reflexión recuerda la carta de san
Pablo a Filemón, en la que le pide que reciba a Onésimo, antiguo esclavo suyo, como
hermano. La reflexión del Papa es bastante larga; destacan: la fraternidad, que crea la red de
relaciones fundamentales para la construcción de la familia humana creada por
Dios. La comunidad cristiana como lugar de la comunión vivida en el amor entre
los hermanos. La esclavitud que hoy, como resultado de un desarrollo positivo
de la conciencia de la humanidad, está oficialmente abolida en el mundo. Sin
embargo, hay todavía millones de personas privadas de su libertad y obligadas a
vivir en condiciones similares a la esclavitud: trabajadores oprimidos, muchos
emigrantes, personas obligadas a ejercer la prostitución, mendicidad,
producción y venta de drogas, niños soldados, paro, corrupción, conflictos
armados, violencia, crimen, terrorismo, dictadura del dinero… etc.
Afortunadamente, muchas instituciones e Institutos religiosos trabajan en
contextos difíciles, para romper las cadenas invisibles que tienen encadenadas
a las víctimas con sus explotadores. En pleno siglo XXI, se continua necesitando
leyes justas, centradas en la persona
humana, que defiendan los derechos fundamentales de todas las personas. Aunque hoy no se continua hablando de países
ricos y países pobres, esta realidad continua existiendo (las multinacionales y los poderes facticos
del imperialismo económico , que impregna toda clase de ideologías, diluyendo
su poder corrosivo en un vocabulario suave)requiere una necesaria cooperación en diferentes niveles,
que incluya a las instituciones nacionales e internacionales, así como a las
organizaciones de la sociedad civil y del mundo empresarial. Invito a todos,
según su puesto y responsabilidad, a realizar gestos de fraternidad con los que
se encuentran en estado de sometimiento. Globalicemos la fraternidad, no la
esclavitud ni la indiferencia. Sabemos que Dios nos pedirá a cada uno de
nosotros: ¿Qué has hecho con tu hermano?.
La primera
lectura ( Números, 6,22-27),
es una bellísima fórmula de bendición que el Señor,
a través de Moisés, confió a los sacerdotes para que la pronunciaran sobre el
pueblo. El verbo bendecir es uno de los más usados en las Sagradas Escrituras.
Etimológicamente equivale a decir bien.
Esta
bendición es la misma bendición que
todavía hoy utilizan judios en las celebraciones de
la sinagoga. Estas palabras no son un simple deseo o una fórmula ritual de
saludo. Es Dios mismo quien ha revelado esta bendición, con la cual él mismo se
dona a su pueblo. La bendición sacerdotal hace que el pueblo participe del
Nombre de Dios, es decir, de su dinamismo vital, de su fecundidad, de su
misterio santo. La bendición, en sentido bíblico, no es simplemente una
declaración de buena voluntad, sino algo eficaz en la vida del hombre,
desencadena una novedad, produce un evento. El texto pone la bendición de Dios
en relación con el rostro de Dios: “el Señor haga brillar su rostro sobre ti”,
“el Señor te muestre su rostro”. En el mundo bíblico ver el rostro es ver a la
persona; y ver el rostro de alguien importante (un rey, por ejemplo) significa
ser admitido a su presencia, con la confianza de que tal acogida será
favorable. Que el Seños nos dé salud, trabajo, alegría y reine el amor en
nuestra vida.
En el salmo
de hoy (Salmo 66), pedimos la bendición de Dios.
R.- EL SEÑOR
TENGA PIEDAD Y NOS BENDIGA.
Las estrofas nos recuerdan aspectos unidos a
la bendición de Dios.
El Señor
tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su
rostro sobre nosotros:
conozca la
tierra tus caminos,
Todos los
pueblos tu salvación.
Que canten
de alegría las naciones,
porque riges
el mundo con justicia,
riges los
pueblos con rectitud,
Y gobiernas
las naciones de la tierra.
Oh Dios, que
te alaben los pueblos,
Que todos
los pueblos te alaben.
Que Dios nos
bendiga, que te teman
Hasta los
confines del orbe.
La segunda
lectura (Carta de San Pablo a los Gálatas, 4, 4-7) como en el
Evangelio hace referencia a la Madre de Jesús, que supo escuchar la Palabra de Dios.
Pablo afirma: El texto, en primer lugar, evoca la larga historia de las
intervenciones de Dios en "el tiempo" de la humanidad. María es la
mujer, colocada en el mismo centro del proyecto salvador de Dios.
"Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su
Hijo, nacido de mujer..." (Ga 4,4) El cumplimiento del plazo
fijado por Dios es señal de su soberanía absoluta. Nadie le ha fijado límites a
su actuación, ni en el espacio ni en el tiempo. Los profetas hablaron de que un
día nacería el Príncipe de la Paz, incluso dieron unas claves para conocer
aproximadamente el momento en que se realizarían los planes salvíficos del
Señor. Muchos hicieron cálculos para saber cuándo se cumplían las setenta
semanas que anunció Daniel. Pero en definitiva el Señor vino cuando Él había
dispuesto. Y vino de una forma sorprendente. Nació de una muchacha virgen, en
el silencio de la medianoche, en la oscuridad de una cueva.
El evangelio (
Lucas 2, 16-21) describe a María como alguien
que, con profunda actitud contemplativa, lee continuamente los acontecimientos
para descubrir su sentido más profundo. El evangelista hace notar que la Virgen
no había entendido todo desde el inicio y que solamente, poco a poco, con el
transcurrir del tiempo y atenta a los hechos, va comprendiendo la lógica
intrínseca de los acontecimientos y su sentido. María recuerda todo lo que ha
acaecido en su vida de parte de Dios y va descubriendo los caminos del Señor y
su voluntad poniendo en relación unos hechos con otros. Esta actitud
profundamente contemplativa se realiza en “el corazón”, sede del
discernimiento, del ejercicio intelectual, y sobre todo de la fe abierta a los
designios de Dios. El texto concluye con la glorificación y la alabanza de los
pastores que han podido experimentar lo que Dios les ha anunciado.
"...y le pusieron por nombre Jesús, como lo
había llamado el ángel antes de su concepción" (Lc
2,21) En
la Biblia el nombre designa la misión que ese hombre ha de cumplir, Ese es el
caso del Señor al ser llamado Jesús, que
significa Salvador, ese es el destino que Dios ha elegido para él.
Hoy
también las lecturas nos sitúan ante la realidad de la Iglesia ya que recordamos
como la Madre de Dios, por ese SI al proyecto de Dios, hecho vida en Jesús, y
Jesús nos sitúa en su seguimiento como miembros de la Iglesia. Hoy, ocho días
después del nacimiento, el Niño es circuncidado, “y le pusieron por nombre
Jesús”. Ese niño es su Hijo y todos nosotros también somos hijos en Él. Eso es
lo que San Pablo nos recuerda en la segunda lectura. Jesús es el Hijo de Dios,
María es la Madre de Dios, nosotros somos también hijos en el Hijo, hermanos unos
de otros, hijos de un mismo Dios. Miembros del nuevo Pueblo de Dios, que es la
Iglesia.
Comenzar
un Nuevo Año. En este Nuevo
Año, nuestros propósitos están llamados a quedar enmarcados en una actitud de
conversión. Hoy también pedimos la bendición de Dios sobre todos nosotros al
comenzar el año 2015, para que nuestros propósitos no solo dependan de nuestras
fuerzas, sino especialmente de la cercanía de Dios. Para que la intimidad con
el Señor nos dé mayos fortaleza.
Esta
conversión está materializada en actitudes concretas en nuestra vida cotidiana.
¿Qué
debemos de dejar y que debemos de cuidar?.
-Dejemos atrás la página de la tristeza. Estamos
llamados, contemplando el rostro de Jesús, a disfrutar de la vida. Un disfrute
que será bueno y eterno si lo hacemos con la ayuda de nuestra fe. Dios ha
venido como Señor de la alegría. Las pautas del papa están centradas a
compartir la "alegría del Evangelio",
-Dejemos
atrás la página del odio. María Reina de la Paz, nos recuerda que como cristianos hemos de ser
hacedores de paz y no de odios.
-Dejemos atrás la página del rencor. Recordemos
lo bueno y lo potenciemos. Olvidemos lo malo y entremos sin reservas en este
Año Nuevo
-Dejemos atrás la página de la violencia. Que nuestras
palabras sean más agradables; que nuestras actitudes sean más constructivas;
que nuestra crítica sea más objetiva y menos interesada. Que el terrorismo sea
pronto un punto negro, pero en nuestra memoria.
-Dejemos atrás la página de la duda. Un mundo sin
fe se queda en nada. Fiémonos de Dios.
Creer y esperar sólo en el hombre, en el progreso, en la ciencia, no nos
asegura nada ni facilita mucho las cosas.
-Dejemos atrás la página de la superficialidad. Seamos más
profundos. Si Dios dejó el cielo por estar con el hombre, por hacerse hombre.
¿Cómo no vamos, en contraprestación, a dejar nuestros pequeños paraísos para
conocerle más y mejor?
-Dejemos la página de la cobardía. Es hora de
desprendernos de la concha de la vergüenza apostólica. Un cristiano que no da
testimonio es como una chimenea que adorna una casa pero por la cual, al no
salir nunca humo, denota que existe poco calor y escaso fuego en su interior.
-Dejemos atrás la página de nuestros defectos. No es
suficiente ser conscientes de ellos; no nos podemos amparar en el “somos
humanos y todos erramos”. Un nuevo año es una nueva oportunidad que Dios nos da
para escribir de nuevo una historia de esperanza, de amor, de ilusión y de
alegría con la pluma de nuestra fe.
-Dejemos atrás la página de la anti comunidad. Seamos más
agradecidos. Reconozcamos, a los que nos rodean o trabajan con nosotros, los
pequeños detalles que nos brindan cada día. Estamos llamados a vivir y
compartir desde una realidad comunitaria. Iconos de la vida trinitaria, signos
del amor trinitario de Dios: Padre, Hijo y Espíritu.
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