Jesús le pregunta a sus discípulos, "¿Quién dice la gente que soy yo?", san Lucas 9, 18-22.
Nos preguntamos ¿Por que será que la presencia de Jesús era cuestionada?, ¿Por qué se sigue cuestionando hoy a Jesús?, la respuesta de ayer y de hoy es una sola, la presencia de Jesús cuestiona al mundo.
Tenemos que reconocer que Jesús es un interrogante, así se nos plantea frente a muchas realidades de nuestra vida, y ante eso reaccionamos de muy distinta forma, especialmente cuando vemos que el Evangelio nos contradice a ciertas respuestas que nosotros creemos que deben ser así, y esto sucede porque no conocemos bien a Jesús. En efecto, conocer a Jesús en forma intima, para algunos resulta difícil, y para otros es muy fácil.
El que quiera descubrir, encontrar y hallar a Jesús, tiene que hacerlo con mucha fe, solo así puede ser capaz de penetrar en el profundo misterio que encierra Jesús.
Desde principios de siglo hasta ahora, ha estado presente la búsqueda de tratar de conocer y reconstruir la vida de Jesús de diversos modos. Sin embargo, muchos pasan por alto y guardan silencio para abstenerse de hablar de lo que no tiene una explicación racional, y de esta forma pretenden decir que los prodigios del Señor no dejan de se un mito.
Otros, buscan conocer a Jesús, a través del apoyo cierto o verdad en lo que se dice o se hace por la razón, e incluso a través de la ciencia histórica, con lo cual casi no se llega a conocer a Jesús. Del mismo modo, no faltan los que a través de historias literarias y de ciencia ficción, pretenden establecer quien era y a que vino Jesucristo, creando falsas conjeturas, respaldadas en juicios o idea que se forman a partir de indicios o de datos incompletos o no comprobados. Con esto ha formado un Jesús, mágico, taumaturgo, un revolucionario, un maestro de filosofías esotéricas, algo ocultas, que resultan incomprensible o de difícil acceso para la mente
Los prejuicios de los libres pensadores, idealistas y racionalistas, alegan y sostienes que es imposible que Jesus sea Dios, y no aceptan la realidad palpable de sus milagros.
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