Dice San Juan [3, 17] Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. También dice: Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del mundo (1 San Juan 4, 14). Este es el fin de la encarnación, nuestra salvación, a esto vino el Hijo de Dios, para salvarnos y para ser el salvador del mundo. El nombre de Jesús quiere decir en hebreo “Dios salva” o “Salvador”.
Así fue como vino Jesús, por nosotros los hombres, de todas las razas y de todas las condiciones. Por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen , luego se hizo hombre.
Jesús, es nuestro salvador y la salvación de los hombres considera unidamente dos fases, la liberación del pecado y oportunidad de la vida eterna. En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna, san Juan 6,47 y con ello, el encuentro con Dios.
Porque, Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, el Verbo se encarnó para salvarnos, para reconciliándonos con Dios, para que lo conociésemos, para que sepamos de su amor. Del mismo modo se encarno para ser un modelo de camino a la santidad y porque quería hacernos participar de la naturaleza divina y conocer mejor el amor que nos tiene Dios. .
El Hijo de Dios, Jesús, el Salvador, tenía que venir al mundo, para que El nos salvara, pues con solo nuestras fuerzas, no era posible alcanzar la salvación, sin El estaríamos perdidos. En efecto, después del error del primer hombre, tras el pecado original, nos habíamos quedado sin la gloria de Dios, privados de ella, enemistados con el Padre, esclavizados por el pecado. Sin embargo, nadie puede ser justificado, sino por la gracia del Hijo de Dios, Jesucristo.
Las misericordias de Dios, son para ser cantadas eternamente, el amor de Dios por los hombres no tiene límites, así es, como la decisión de Dios de salvarnos es absolutamente libre y gratuita.
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