Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor, San Lucas 2, 11
Dice san Mateo, 1,22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta. Las promesas del Redentor las encontramos en Abraham Gn 12, 2-3, donde Dios le dice: Yo haré de ti una gran Nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y Serás Bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti Serán benditas todas las familias de la tierra. En san Mateo 1, 16-17 leemos: Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. De modo que fueron catorce las generaciones desde Abraham a David; otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo.
La profecías sobre el Mesías, están en diversos textos, una de las mas hermosas se encuentran en el 2 Samuel 7, 12-17, donde Habló a David: Cuando se cumplan tus Días y reposes con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, el cual Procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El Edificará una casa a mi nombre, y yo estableceré el trono de su reino para siempre. Yo seré para él, padre; y él Será para Mí, hijo. Cuando haga mal, yo le corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombre. Pero no quitaré de él mi misericordia, como la quité de Saúl, al cual quité de tu presencia. Tu casa y tu reino Serán firmes para siempre delante de Mí, y tu trono Será estable para siempre.
También se canta en el Salmo 2, Besad al hijo, ¡Bienaventurados todos los que en él se refugian! Y maravillosamente en la profecía de Isaías 7,14, donde dice: Por tanto, el mismo Señor os Dará la señal: He Aquí que la virgen Concebirá y Dará a luz un hijo, y Llamará su nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Me ha ungido Dios. Me ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres, para vendar a los quebrantados de Corazón, para proclamar libertad a los cautivos Isaías 61,1. Dios a Moisés, Deuteronomio 18, 15 Tu Dios te Levantará un profeta como yo de en medio de ti, de entre tus hermanos. A él escucharéis. Deuteronomio 18, 18: Les levantaré un profeta como Tú, de entre sus hermanos. Yo pondré mis palabras en su boca, y él les Hablará todo lo que yo le mande.
El Mesías
Se le llama Mesías, a la persona en quien se ha puesto una confianza absoluta y de quien se espera la solución de todos los problemas. El nombre de Mesías proviene del hebreo mashiah este significa ungido, para indicar el carácter de su dignidad, así es como este término se le aplicaba al rey de Israel, que era ungido con aceite, de este modo, se destacaba su investidura, como fue aplicado a el rey David y a su dinastía. Sin embargo nosotros utilizamos Cristo, porque en la traducción al griego fue Cristos y de esa forma paso al latín como Chistus.
En Jesús, se cumplen las esperanzas mesiánicas de Israel, los judíos lo sabían, En Zacarías 4, 14 leemos: Y él dijo: --Estos son los dos que fueron ungidos con aceite y que Están delante del Señor de toda la tierra. El Edificará el templo de Dios. Tendrá gloria, se Sentará en su trono y Gobernará. Habrá un sacerdote junto a su trono, y Habrá consejo de paz entre ambos.
En san Lucas, 4, 16-21, leemos: Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron el libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Y empezó a decirles: «Hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas».
Unidos los que profetizo Zacarías, el Evangelio de san Lucas y las Profecías de Isaías, el Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente el Reino, debía ser ungido por el Espíritu del Señor, como rey, sacerdote y profeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario