"Vosotros sois la luz del mundo ... Brille así su luz delante de los hombres, para que ellos vean las vuestras obras buenas y den gloria al Padre que está en los cielos ." (Mt 5,14-16)
Jesús, la Luz plena, entrega, enciende la luz de sus seguidores: Profetas, Maestros, Sabios, Apóstoles, Santos y Santas, hombres y mujeres de buena voluntad: solidarios y misericordiosos para que lleven esa luz a toda la humanidad hasta el fin de los tiempos. Gracias a esas ‘antorchas milenarias' hemos recibido el testimonio y Evangelio de Jesucristo y podemos vivir siempre el Tiempo de Adviento.
El tiempo litúrgico del Adviento, dura cuatro semanas, por eso surge la figura de ‘la corona de Adviento' con sus cuatro velas para revelar el misterio cristiano. Las velas se van encendiendo, una tras otra, cada semana para iluminar el camino y ayudarnos a velar para ver y encontrar al que viene a nuestro encuentro. Estas velas nos sirven para hacer un camino de luz a Jesucristo, Camino y Luz del mundo. Encenderemos cuatro velas.
El Adviento es tiempo de salir al encuentro y a la vez tiempo de esperar y de esperanza. El Adviento exige un éxodo, un salir de nosotros mismos para salir al camino. El Adviento es tiempo de conversión y reconciliación, tiempo de transfiguración y revelación, de gozo y celebración. El Adviento es tiempo litúrgico, no tanto para recordar la navidad del Niño Jesús, sino para preparar el camino para el encuentro escatológico final y definitivo con el Señor Jesucristo. El ‘ Día del Señor ', su ‘Segunda Venida' la preparamos y adelantamos, todos los días, cuando actualizamos el amor, la fe y la esperanza.
Los textos más generalmente usados en este tiempo litúrgico son: el profeta Isaías, los Salmos, alguna Cartas Paulinas y los Evangelios. Estos textos presentan como personajes principales: a Dios, al pueblo, a Juan Bautista, a María y a Jesucristo en su Segunda Venida. Destacan los valores de la justicia y la salvación, y fomentan sobre todo las actitudes de esperanza, el estar alertas, la conversión y el gozo.
Así como las velas prendidas continúan encendidas a lo largo de los siguientes domingos, estas velas van integrando la luz de la Palabra en la Vida y en la Biblia y van sumando su fuego para encender nuestros corazones e iluminar el camino.
" El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación de los cautivos, a dar la vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor ." (Lc 4,18-19)
¿Cuáles son, aquí y ahora, mis mayores esperanzas?
La escucha de la Palabra nos lleva a un encuentro vital con Cristo - Palabra hecha carne-. En nuestras reflexiones seguimos básicamente la antigua y siempre válida tradición de la ·Lectio divina", la cual nos permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia. Nos alimentarnos de la Palabra para ser «servidores de la Palabra» en el compromiso de la evangelización e Iconos de la Misericordia de Dios en lo cotidiano de la vida.
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