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lunes, 20 de octubre de 2014

Comentarios a las lecturas del Domingo XXIX del T. O.19 de octubre de 2014

Comentarios a las lecturas del Domingo XXIX del T. O.19 de octubre de 2014
Hoy son dos los núcleos de esta celebración: por un lado, el evangelio, que nos habla de la fe y la política; y por otro lado el DOMUND, cuyo lema es “renace la alegría”.  Dice el Papa Francisco que “todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización”.  Es un hecho constatable que gracias a los que dedican su vida a la evangelización de los pueblos más pobres, la alegría de estas gentes renace cada día. No es una alegría material, por tener cosas, casas, coches, dinero… Como recuerda el Papa Francisco en el Mensaje para esta Jornada del DOMUND, la alegría más profunda de Jesús es constatar que sus discípulos participan de esta dinámica de conocer al Padre y de vivir como hermanos entre sí. Es la alegría del Evangelio que se revela a los más pobres y humildes, que la Iglesia debe testimoniar y realizar en este mundo y en esta sociedad en la que le ha tocado vivir.
En el Evangelio descubrimos un dato más de la Evangelización. Es la relación entre vida cristiana y política. El Evangelio no es un mensaje o buena Nueva desencarnada. Evangelizar tampoco lo es. ¿Qué buena nueva puede ser el Evangelio por ejemplo en Africa, continente esquilmado y explotado cruelmente por los poderes económicos en connivencia con los poderes políticos de los distintos países del continente?.  
¿Cómo unimos esto con el evangelio, con esa frase de Jesús tan oída de “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”? Hay que interpretar bien este evangelio porque puede parecer que Dios separa la religión y la política, y nada más lejos de la realidad. Si hacemos eso, estaremos sucumbiendo a un individualismo que se está metiendo en nuestra sociedad y que quiere meter la religiosidad en la vida privada y en el ámbito de lo personal. Pero eso no lo dice el evangelio por ningún sitio, al contrario, nos invita a ser “levadura en la masa”, es decir, a estar presentes en nuestra sociedad y hacerla crecer con los valores del evangelio. Precisamente, “dar al César lo suyo” significa trabajar por transformar la sociedad en la que vivimos. Y “dar a Dios lo suyo” exige interesarse por los derechos de los que son “hijos de Dios”, por muy pequeños que sean, por muy negra que sea su piel y por muy lejos que vivan, ya que conviven en esta sociedad nuestra y son imagen de ese Dios al que decimos querer tanto y al que nos encomendamos para que nos ayude en todo momento y situación.
Tres pistas desde las lecturas de hoy.

1.- Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro… te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Vemos en este texto del profeta Isaías que Dios no hace distinción de personas y elige a un pagano, a uno que no le conocía, para que sea su Ungido y libere a su pueblo del destierro en Babilonia. No podemos despreciar a ninguna persona por su condición social, ni por su raza, o religión. Dios quiere a las personas que hacen el bien y que ayudan a los demás. Nuestro Dios es el Señor de todos y ama a todos; nuestro deber es reconocer esto: que no hay dios fuera de Dios. Yo soy el Señor y no hay otro.
Buen mensaje para nuestras sociedades cada vez más secularizadas y donde la fe en Dios y la actitud publica de personas creyentes es cada vez menor. MUCHOS QUE SE MANIFIESTAN ATEOS O AGNOSTICOS, dirigen cada vez los destinos de nuestras sociedades, desde los gobiernos y órganos de poder. Los CIROS abundan hoy más que los DAVID.
2.- A la Iglesia de los tesalonicenses (1): Recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Este texto, con el que comienza la carta a los tesalonicenses, es el texto más antiguo del Nuevo Testamento. Y puede muy bien servir como programa de vida para nosotros, los cristianos del siglo XXI. Que nuestra fe sea una fe activa, que nuestro amor sea intenso y esforzado, y que nuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor, no decaiga y nos mantenga firmes y valientes en nuestro testimonio cristiano ante Dios y ante el César.
3.- Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Que Cristo fue una persona espiritual, y los cristianos debemos ser personas espirituales, ninguno de nosotros lo duda; lo de que debamos ser mundanos ya puede necesitar alguna explicación. Pero, si entendemos por mundanos personas que vivimos en el mundo y debemos vivir preocupados y comprometidos con el mundo, parece igualmente evidente. Lo demás es escapismo y renuncia a nuestra condición de seres humanos, que implica ser seres sociales, que vivimos en sociedad. El Papa Francisco, en su exhortación apostólica "Evangelii Gaudium", nos da luz sobre estas cuestiones.
Sobre la obligación de actuar como seres sociales dice el Papa que  la evangelización abarca “todos los aspectos de la vida humana, de manera que “la misión del anuncio de la Buena Noticia de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño” (Documento de Aparecida). La verdadera esperanza, que busca el Reino escatológico, siempre genera historia” (E.G.n. 180).
 Sobre la política y los políticos dice: “La política, tan denigrada, tiene una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. Tenemos que convencernos de que la caridad no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas” (número 205).
<la salida de sí hacia el hermano> es uno de los dos mandamientos principales que fundan toda norma moral> (E.G.n.  179).
 Cumplir todas nuestras obligaciones sociales, económicas y políticas, dando al César lo que es del César, es  parte de nuestra actitud de creyentes. Y ello hay que hacerlo como nos recuerda Jesús,  amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, dando a Dios lo que es de Dios.
La llamada evangelica es a  construir una comunidad capaz de evangelizar a los pobres. Asi pues la renovación que pide nuestro tiempo es una conversión clara a los "nuevos pobres" espirituales y materiales y un compromiso en la transformación de las estructuras de pecado que generan la pobreza. Para ello es necesario: dejarnos educar en la fraternidad y solidaridad, algo fundamental en un mundo que educa en el individualismo y la competencia, y fomentar las actitudes cristianas de denuncia y compromiso. Como creyentes coincidiremos con muchas otras personas en esa fraternidad y solidaridad, pero nosotros estamos llamados a algo más profundo. Hay que dar al César lo que es del César. A Dios lo que es de Dios: la adoración rendida, la entrega generosa, la obediencia fiel a su Ley, el amor sobre todas las cosas.
(1).- Hoy iniciamos la lectura sucesiva de fragmentos de la I Carta de San Pablo a los Tesalonicenses. Hasta hace poco se ha considerado a esta Carta como el texto más antiguo de los Evangelios. Fue escrita en Atenas en el año 51. Pero en las cuevas de Qumram se halló un papiro con un fragmento del Evangelio de Marco que podría estar datado en los años cuarenta del siglo I.

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