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viernes, 26 de junio de 2015

Comentario a las lecturas del XIII Domingo del Tiempo Ordinario 28 de junio de 2015.

En la primera lectura (Sb. 1,13-15; 2, 23-25 ), se nos habla del designio salvador de Dios"Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes" (Sb 1, 13).
Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo creó para que subsistiera. Dios creó al hombre incorruptible, le hizo imagen de su misma naturaleza. La justicia es inmortal! Estas afirmaciones remiten y recuerdan las primeras páginas del Génesis donde se manifiesta el auténtico proyecto de Dios. El Dios verdadero es un Dios vivo y que crea para proyectar su vida y su ser feliz. Es una convicción profunda que recorre la Escritura. Esta revelación sale al encuentro de la preocupación más profunda del hombre: después de esta vida ¿qué nos espera? El autor de la Sabiduría contesta: la vida y la inmortalidad. Ésta será la respuesta de Jesús cuando le planteen la misma pregunta: los hombres serán como ángeles de Dios y están destinados a la resurrección. La firme esperanza de la humanidad, apoyada en la revelación de Dios, es saberse destinada a la vida sin fin en la inmortalidad y en la felicidad. Es una verdad segura y que necesitan los hombres de nuestro tiempo más que nunca.
El deseo íntimo de Dios es la salvación de todos. Su proyecto primordial no podía ser más ventajoso para el hombre: Dios creó al hombre incorruptible, lo hizo imagen de su misma naturaleza. El hombre se parecía a su Creador como un hijo se parece a su padre. En su corazón existía la misma sed de amar y de ser amado. Su inteligencia se complacía y descansaba tan sólo en la verdad.
El Príncipe de las tinieblas. el envidioso, el soberbio, el ángel de la Luz, el que viéndose tan hermoso y fuerte se atrevió a luchar contra Dios, a rebelarse a los planes divinos. Vio cómo Dios amaba al hombre y se llenó de tristeza. Su astucia y su odio se desplegaron como sucias alas de vampiro. Y vino la tentación, la caída, las trágicas consecuencias de la desobediencia a la voluntad de Dios.
            Después de la triste experiencia de Adán, Dios nos ha regenerado y nos ha llamado de nuevo a la unión estrecha con Él, a la amistad que satisface plenamente el alma. Y cuando le somos fieles, sentimos en nuestro espíritu una alegría que se desborda, una paz sublime.

El salmo de hoy ( Sal 29) es un salmo de petición y acción de gracias
TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME HAS LIBRADO.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

La segunda lectura  (2 Cor. 8, 7-9.13-15), aparece un término curioso y muy interesante, es la palabra nivelar. Se aplica e la vida espiritual y a la vida material. Tiene gran importancia para nuestra sociedad y para nosotros cristianos que vivimos en una sociedad de grandes desniveles.
¡Pablo desea captar la benevolencia de los corintios!”
Ya que sobresalís en todo... distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Bien sabéis lo generoso que ha sido nuestro señor Jesucristo; siendo rico... se hizo pobre. Esta apelación al corazón de los corintios tiene para Pablo especial relevancia dadas las graves dificultades que se crearon entre él y su querida comunidad, por una parte y, por otra, para disipar las dudas que surgieron acerca de su persona y su misión entre los paganos proclamando la liberación de las exigencias judías para pertenecer a la Iglesia y participar en la salvación: circuncisión y prácticas musaicas. Esta comunidad estaba enriquecida por muchos dones del Espíritu, ciertamente. Pero era necesario expresarlo a través de la generosidad en el compartir los bienes materiales. Es la razón profunda que mueve y empuja la comunión de bienes en la Iglesia. Y el modelo más profundo: Jesús. Quiso compartir con los pobres libremente, despojándose temporalmente de su rango de riqueza suma por ser Dios. Esta referencia disipa cualquier duda o dificultad en el compartir de los bienes. Por eso la comunión entre los cristianos es cristocéntrica y realista a la vez. Porque Jesús fue realmente pobre siendo realmente rico. Es un ideal, una utopía, pero posible desde la realidad humana de Jesús.

En el evangelio de hoy  (Mc 5, 21-43), prima la fe y la humildad.
Nos encontramos con Jesús que regresa a la otra orilla del lago de Galilea, lugar de vocación (1,16-20; 2,13-17) y enseñanza (3,9; 4,1).     
El fragmento que hoy proclamamos pertenece a la segunda sección de la primera parte del evangelio de Marcos: Jesús el Mesías que se manifiesta en las palabras y en los gestos.
El pasaje de este domingo nos ofrece un ejemplo del carácter histórico de los Evangelios. El nítido retrato de Jairo y su petición angustiosa de ayuda, el episodio de la mujer que se encuentran de camino a su casa, la actitud escéptica de los mensajeros hacia Jesús, la tenacidad de Cristo, el clima de la gente que llora a la niña muerta, el mandato de Jesús referido en la lengua original aramea, la conmovedora solicitud de Jesús de que se dé algo de comer a la niña resucitada. Todo hace pensar en un relato que remite a un testigo ocular del hecho.
Jesús nos muestra que está a favor de la vida. La enfermedad y la muerte nos interpelan y nos plantean no pocos interrogantes: ¿por qué sufrimos? ¿Por qué tenemos que morir?. Jesús no nos dio una explicación científica o filosófica sobre el sentido del mal o del dolor. Simplemente nos demuestra que se conmueve ante el sufrimiento humano y lo combate. No le da igual, sino que es solidario y trata de ayudar. Traspasa la frontera y va en busca de los excluidos.
El jefe de la sinagoga, Jairo, tiene que pasar del espacio de lectura legalista de la sinagoga hacia el espacio trasgresor, profético y liberador de Jesús de Nazaret. El gesto de Jesús es siempre sorprendente. Este es un gesto de escándalo porque se supone que un varón desconocido no toca en público a una mujer y además, desde los conceptos de pureza ritual, no se toca un cadáver. Jesús al tocarla asume la condición de la hija del jefe de la sinagoga. Sólo con ese compromiso podemos decirles a los grupos y a las personas enfermas, postradas o vulnerables: ¡Levántate! .
Jesús de Nazaret se deja tocar por una mujer no judía e impura. Es un escándalo, pero deja bien claro que el hombre está por encima de la ley. Lo que le importa es el sufrimiento de esta mujer y su fe. Por eso es capaz de trasgredir la ley para favorecer la misericordia. Estamos convencidos que el núcleo de nuestra acción pastoral debe ser construir puentes que lleven a la inclusión y a la reconciliación. Ricos y pobres, el lado judío y gentil de todos los lugares, todos necesitamos ser curados de nuestras incredulidades, dudas, temores y prejuicios.
Junto a su profunda humildad, destaca en los personajes evangélicos de hoy, una gran fe, una confianza inquebrantable en el poder y en la bondad de Dios. Jairo no ceja en su empeño, a pesar de que la niña estaba muerta y de que la gente se ríe de Jesús porque dice que se ha dormido. La hemorroísa sabe que todos apretujan a Jesús en su afán de estar cerca de Él. Pero ella sabe también que cuando llegue a tocar el borde de la túnica que viste el Maestro quedará sana de su enfermedad vergonzosa. Y así ocurrió. Y así ocurrirá siempre que nos acerquemos hasta Jesús llenos de humildad y de compunción por nuestras faltas y pecados, confiando en su poder sin límites y en su bondad infinita.
Para nuestra vida.
En la segunda lectura San Pablo introduce otra novedad: el criterio de la igualdad. La abundancia de unos en simultáneo con la carencia de otros es detrimento para todos. A la larga todos pierden cuando unos ganan a costa de otros. La igualdad de los hombres es criterio novedoso que introduce el Evangelio, cuyo fundamento último es en definitiva la dignidad “crística” del hombre. Esta “igualdad” de la que habla San Pablo es novedad del cristianismo.
Me pregunto ¿es pensable Carlos Marx en una cultura no cristiana? Quizás sólo en una cultura cristiana pueda surgir el anhelo marxista de la igualdad, la utopía de un reino de justicia y verdad terrenal. El problema es erradicar el fundamento mismo que es trascendente: Jesucristo, ya que sin Jesucristo no puede subsistir el valor, del cual el Señor es “último fundamento”.
El Papa Benedicto decía en Aparecida, Brasil, en el contexto de la Inauguración de la Asamblea del CELAM, el 13 de mayo de 2007: “La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado.” Y esto es así porque es el Evangelio el que propugna la vida, es Cristo el fundamento último de la justicia, de la dignidad humana y de todos los derechos humanos. El Dios que nos revela Jesucristo es el que se ocupa y se hace cargo de la vida del hombre y quiere que las cosas coincidan con lo que son y esto es novedad del Evangelio en la historia de la humanidad y para este momento de nuestra historia.
El Papa Francisco en su reciente encíclica “Laudato sii” trata de sensibilizar al mundo entero sobre la injusticia que permite que millones de personas pasen hambre. Ha denunciado que la crisis ecológica es una manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad. Invita a todos, no sólo a los católicos, a una "valiente revolución cultural". Critica con fuerza a los "poderes económicos" y llama con fuerza a una "conversión ecológica", a un "cambio radical en el comportamiento de la humanidad" --con un estilo de vida más sobrio, simple, solidario, menos acelerado y consumista--, así como a un cambio del sistema mundial, "insostenible desde diversos puntos de vista". El Papa Francisco nos dice que hay que escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres: "Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles y, a la vez, recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano". La alternativa para hacer efectivo el “principio de igualdad” paulino implica no el despojar a unos para beneficiar a otros, sino un genuino interés en el bien común y en la dignidad de todos. Es decir, se trata de igualar, pero igualar por arriba con justicia para que todos los hombres puedan vivir con dignidad.
Jairo era un hombre importante en medio de su pueblo. Y, sin embargo, se acerca al joven rabino de Nazaret, ese mismo que muchos capitostes de Israel rechazaban. Su situación de dolor, su preocupación de padre por la hija que se le muere le ayuda a superar prejuicios y cualquier orgullo de casta. A menudo es preciso el sufrimiento para domeñar nuestra soberbia y derribar esa latente convicción de que somos mejores que los demás.
Jesús atiende de inmediato su petición y marcha con él a su casa para curar a la niña. Podemos afirmar que un hombre humilde es siempre atendido por el Señor. Un corazón contrito y humillado Dios no lo rechaza, dice el salmo Miserere. Y así es, en efecto. La omnipotencia divina, su misma justicia, parece quedar desarmada ante el pobrecito que se sabe sin nada y acude confiado a quien todo lo tiene. Sin duda que el camino de la humildad, del reconocimiento sencillo de la personal indigencia es el más fácil y andadero para llegarnos, una y otra vez, hasta Dios.
La mujer hemorroísa también escoge ese mismo sendero de humildad. Se esconde entre la multitud, se considera indigna de que Jesús la tocara, o la mirara a ella, impura según la ley mosaica. Oculta en el tropel de la gente consigue por fin alargar su mano y rozar con sus dedos trémulos la túnica del Señor. El milagro se produce, Jesús vuelve a mirar con la ternura en sus ojos a un alma sencilla y humilde.
Urge que nosotros toquemos esas realidades y asumamos sin miedo y con valentía esas condiciones. Jesucristo nos da ejemplo de lo que tenemos que hacer nosotros. Dios quiere que colaboremos a que todos puedan gozar una vida digna.

Rafael Pla Calatayud
rafael@sacravirginitas.org

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