En el sacramento de la Reconciliación, el que el Señor continúa su obra de salvación entre nosotros. Este sacramento brota directamente del Misterio Pascual. Jesús Resucitado se apareció a sus apóstoles y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo, a quienes perdonen los pecados, les quedarán perdonados». Así pues, el perdón de los pecados no es fruto de nuestro esfuerzo personal, sino don del Espíritu Santo que nos purifica con la misericordia y la gracia del Padre. La Confesión, que se realiza de forma personal y privada, no debe hacernos olvidar su carácter eclesial. En la comunidad cristiana es donde se hace presente el Espíritu Santo, que renueva los corazones en el amor de Dios y une a todos los hermanos en un solo corazón, en Jesucristo. Por eso, no basta pedir perdón al Señor interiormente; es necesario confesar con humildad los propios pecados ante el sacerdote, que representa a Dios y a la Iglesia. El ministerio de la Reconciliación es un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de olvidar, por pereza o por vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el sentido del pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios. Convirtiéndonos a nosotros mismos en única medida y sin tener que dar cuentas a nadie, nos cerramos a Dios y a los hermanos.
La escucha de la Palabra nos lleva a un encuentro vital con Cristo - Palabra hecha carne-. En nuestras reflexiones seguimos básicamente la antigua y siempre válida tradición de la ·Lectio divina", la cual nos permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia. Nos alimentarnos de la Palabra para ser «servidores de la Palabra» en el compromiso de la evangelización e Iconos de la Misericordia de Dios en lo cotidiano de la vida.
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miércoles, 19 de febrero de 2014
Llamados a la intimidad con el Señor.: El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliac...
Llamados a la intimidad con el Señor.: El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliac...: En su catequesis de hoy miércoles 19 de febrero, el Papa Francisco centró su catequesis en el sacramento de la Reconciliación.
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