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domingo, 3 de noviembre de 2013

Jesús, el Cristo, fundamento de la historia, principio y fin.


Cristo, fundamento de la historia, la anterior y la posterior a El, principio y fin. Es el principio y  base sobre los que se apoya y se afianza todo.  Para la anterior tiene el valor de la salvación, se ordena a través de El, por medio de El, y hacia El, del mismo modo es el fundamento de toda la historia posterior, esta vive de la gracia y proviene de su obra redentora. Pero no me refiero a un sentido cronológico de antes de Cristo y después de Cristo, sino a lo importante por las consecuencias, es decir a lo trascendente de toda la historia. Esta se encuentra en nuestro Señor, que es nuestro Maestro, el más grande de todos, el primero y el último, el alfa y la omega.
     Encarnación

 
S
Se le llama encarnación, a la adopción de una forma carnal, humana  de un ser espiritual, así es como la encarnación del Hijo de Dios es la unión de la naturaleza divina y humana en una sola persona.  Dios, en un amoroso plan de la donación, entrega voluntaria y gratuita de algo que el posee, hace de sí mismo a la criatura, esta es la Encarnación, es un acontecimiento central y culminante de su Plan para los hombres. Y en la Virgen María, encuentra una maravillosa colaboradora, quien acepta voluntariamente con su fe y con su amor la voluntad de Dios, y de esta forma la unión de Jesús con la humanidad. Esta Encarnación se realiza por el Espíritu Santo en comunión con el Hijo, es obra de la Trinidad.

Esta Encarnación, obedece a un fin, la salvación de los hombres, el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del mundo --- 1 San Juan 4, 14 ---. Este es el objetivo fundamental, nuestra salvación, por esto vino el Hijo de Dios, por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre. Así María, se convierte en verdaderamente Madre de Dios.  Y no tenemos duda, en que aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se hizo verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo del Padre, entonces Jesús es la segunda persona de la Santísima Trinidad.
     El Cuerpo de Cristo
Cristo anduvo entre las multitudes, les enseño y muchos se maravillaron con sus palabras, sanó a los enfermos, le devolvió la vida a Lázaro, fue un verdadero hombre, real, fue concebido de María, al nacer reyes de otra tierra le rindieron honores, lo adoraron los pastores, conoció el cansancio, tuvo sed, hambre, rezo al Padre, abrazo a los niños, puso en su lugar a los fariseos, perdono los pecados y le devolvió la vista a los ciegos, durmió y ceno con sus amigos, fue vitoreado por las multitudes, fue sometido a juicio y a castigo, derramo su sangre, sufrió, agonizo y murió, luego fue sepultado, es decir era de cuerpo, de carne, tocable, tangible, absolutamente real. Negar esto, es negar la redención.

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